jueves, 6 de mayo de 2010

Lo que está en juego | ELESPECTADOR.COM

Lo que está en juego | ELESPECTADOR.COM: "Lo que está en juego
Por: Elisabeth Ungar Bleier

DEVOLVERLE AL PAÍS LA CONFIANza en la política y en las instituciones es uno de los mayores desafíos que tendrá que enfrentar el próximo presidente de Colombia. Esto significa recuperar el sentido de los valores esenciales de la democracia y traducirlos en acciones concretas que vayan más allá de la retórica.

Sería un gran aporte que antes de las elecciones los candidatos se comprometieran públicamente, ojalá ante un notario (por supuesto no ante los que fueron nombrados a cambio de votar a favor de determinados proyectos), a que durante su gobierno, todas las políticas públicas, incluyendo las relacionadas con la seguridad, estarán enmarcadas en el pleno respeto a los derechos fundamentales y la legalidad, sin transgresiones arbitrarias ni esguinces. Que las decisiones y procesos públicos serán transparentes. Que las ramas del poder público podrán actuar en armonía, pero con autonomía, sin interferencias o presiones indebidas por parte de poderes fácticos, legales o ilegales. Que la información pública será efectivamente pública, y que se garantizará el acceso a ésta como un derecho y no como un favor. Que el ejercicio de la oposición se reconocerá como inherente a la competencia democrática y no se perseguirá o amedrentará a quienes, en el marco de la ley, se opongan al gobierno o a sus políticas o a quienes denuncian actos de corrupción. Que sus decisiones y actuaciones privilegiarán el interés general sobre los intereses particulares de unos pocos. Que los partidos políticos serán los interlocutores por excelencia entre el Congreso y el gobierno y que desde éste no se promoverá el transfuguismo, aprovechando la sed burocrática de muchos congresistas.

Si bien estos principios pueden parecer lugares comunes, y de hecho lo son en muchos países, en Colombia han perdido vigencia. En parte, esto se debe a que muchas de nuestras instituciones se han debilitado y perdido credibilidad y legitimidad, lo que va de la mano de la personalización de la política. Y a que los ciudadanos han perdido confianza en sus gobernantes.

Las elecciones presidenciales que se avecinan son una oportunidad para superar el talante antiliberal y autoritario de muchos colombianos, que como escribió Carolina Sanín hace unos días en El Espectador, nos ha llevado a elegir, “a quien prometa mandarnos duramente antes que representarnos”.

Los ciudadanos no vamos a elegir sólo a una persona, sino a un gobernante. Y éste debe tener un proyecto político. Pero sobre todo, tiene que demostrar que no todo vale para ganar las elecciones y para gobernar. Como por ejemplo, nombrar a asesores para quienes la “guerra sucia” es un arma legítima de hacer política. El gobierno es mucho más que un presidente, es un equipo. Por eso también deberíamos conocer qué piensan los aspirantes sobre las características y cualidades de los integrantes de este equipo.

El candidato que se comprometa a cumplir con estos propósitos tendrá que superar desafíos muy grandes y enfrentar poderosos intereses políticos y económicos. Y esto no podrá hacerlo solo. Necesitará del concurso y del apoyo permanente, no sólo el día de las elecciones, de todos los ciudadanos. Es el momento de construir una ciudadanía activa y participante que vote y que esté preparada para hacerle seguimiento a los compromisos de los candidatos.

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Elisabeth Ungar Bleier"