lunes, 5 de abril de 2010

Obama, un grande político | ELESPECTADOR.COM

Obama, un grande político | ELESPECTADOR.COM: "Obama, un grande político

Por: Santiago Montenegro

EN SU ENSAYO “MIRABEAU Y EL político”, Ortega define a los grandes políticos como aquellos quienes, además de haber sido personas de acción, capaces de lograr resultados concretos, mover a las gentes, encauzar a un país, han sido también aguzados por el pensamiento intelectual y por la intuición histórica.
Pauta fácil

Según Ortega, a diferencia de los políticos ordinarios, los grandes políticos son muy escasos porque tienen que combinar características tan disímiles como las de los intelectuales y las de los políticos comunes: agudeza e intelección, por un lado; y fuerza vital e impetuosidad, por el otro. Pero hay unos pocos genios en los cuales estas características se han dado y menciona a Julio César, quien escribió su tratado de Analogía mientras cruzaba los Alpes, o Mirabeau, quien escribió su gramática en la cárcel, o Napoleón, quien preparó el reglamento de la Comedia Francesa en su litera durante la campaña de Rusia. Además, todos ellos, como buenos intelectuales, tuvieron la capacidad para objetivarse, verse desde fuera de ellos mismos y verse desde los ojos de las generaciones futuras. Fueron capaces de situarse en la historia que estaban ayudando a moldear. A los políticos corrientes, por el contrario, estas divagaciones les parecen una pérdida de tiempo, una desviación innecesaria en la continua necesidad de hacer cosas, de nombrar, de inaugurar, de contradecir, de acudir al siguiente mitin o la próxima entrevista. Por ello, muchos políticos corrientes llegan incluso a despreciar y aún a odiar a los intelectuales, a quienes ven como parásitos dedicados a divagar sobre cosas innecesarias. Y dicho odio se acrecienta si los intelectuales se toman el atrevimiento de criticarlos, de decirles a los políticos lo que tienen que hacer o dejar de hacer.

A pesar de que lleva tan sólo un poco más de un año en el poder, Barack Obama cumple los estrictos requisitos que definió Ortega para ser calificado como un grande político. Que es un hombre de acción qué duda cabe. En una meteórica carrera, después de graduado en la universidad, pasó de trabajador social en los barrios más pobres de Chicago, al Senado de Illinois, y de allí al Senado de la Unión, luego a la presidencia de su país y, recientemente, a lograr la aprobación de una de las reformas a la seguridad social más importantes en la historia de los Estados Unidos. Que tiene agudeza intelectual se confirma con sus estudios en Columbia y Harvard, en donde llegó a ser el primer presidente negro de la célebre Harvard Law Review, se prueba también con los dos magníficos libros que ha escrito, pero sobre todo con unos claros principios que guían sus actuaciones. A diferencia de su predecesor, Obama acepta los problemas donde los hay y no los niega; frente al simplismo de los diagnósticos y de las soluciones, acepta su complejidad y la afronta; y frente a quienes se creen dueños de la verdad, plantea un mundo plural en el que es necesario hacer un esfuerzo, hasta donde sea posible, por encontrar consensos. Pero, además de gobernar con principios, es también claro que Obama está siempre pensando en su lugar en la historia, en el juicio que de él harán las generaciones futuras. En una reciente entrevista ha dicho que, si el costo de hacer reformas profundas para el bien de su país es gobernar por un solo período, no le importa no ser reelegido. Todas estas son ya razones suficientes para que Obama pueda ser considerado como un grande político, de acuerdo con los estrictos criterios de Ortega.

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Santiago Montenegro"

La cuestión agraria hoy | ELESPECTADOR.COM

La cuestión agraria hoy | ELESPECTADOR.COM: "La cuestión agraria hoy

Por: Salomón Kalmanovitz

EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DEL campo colombiano es el conflicto interno que, a su vez, se financia con el narcotráfico.

Los contendientes han vaciado de población muchas regiones del país, cuyo número se estima conservadoramente en 3,5 millones de campesinos pobres y medianamente ricos, hoy convertidos en habitantes errantes de las ciudades. Ellos dejaron de explotar intensivamente cerca de 700.000 predios, siendo una de las razones para el evidente estancamiento económico de la agricultura durante los últimos ocho años.

La primera demanda de esta sociedad rural devastada es el retorno de la legalidad, la retoma del control territorial por el Estado no sólo con sus fuerzas de seguridad sino también con sus jueces y sus programas sociales. Una vez asegurado el territorio, se pueden devolver a sus dueños legítimos las propiedades que les usurparon los grupos ilegales.

Una segunda necesidad es el reparto de las tierras de los narcos que pueden representar 5 millones de hectáreas de tierras de buena calidad y que están lamentablemente subexplotadas. Para ello se requiere despojarlos del poder político que lograron acumular durante décadas de enriquecimiento y de su representación en el Congreso, en el Gobierno Nacional y en las administraciones locales.

Un impuesto predial justo induciría a la explotación más intensiva de la tierra pues el que no logre el ingreso para pagarlo deberá vender sus tierras sobrantes al que sí esté dispuesto a explotarlas intensivamente.

Habría que desmontar la política agraria que se basó en el latifundismo empresarial y que distribuyó recursos públicos entre personas muy ricas. Habría también que reconstruir las instituciones públicas del campo que han sido devastadas por la incompetencia, la corrupción y la propia ilegalidad en algunos casos. El Incoder legalizaba terrenos mal habidos o les devolvía propiedades a los testaferros de los que habían sido expropiados. El ICA dejó de ser un instituto técnico para ser manejado por la politiquería. El Banco Agrario repartió préstamos a los latifundistas y policastros. Desapareció cualquier agencia de planificación agropecuaria y cundió la anarquía en torno a la protección del sector, seguida de súbitas importaciones masivas de alimentos. No se establecieron vínculos entre la academia y la agricultura. Como en muchas otras agencias del Estado colombiano, la idea de la administración Uribe era la de liquidar su papel de regulador también en el campo.

La ausencia de buena asistencia técnica, la concentración del crédito y la falta de una planificación mínima, o sea la fobia contra la tecnocracia, contribuyó también a que hubiera poco progreso agropecuario. Las excepciones fueron la palma africana y la caña de azúcar, generosamente regaladas con precios que castigaron a los consumidores y que obviamente favorecieron el aumento de su producción. Igual hubieran invertido con un mercado cautivo para el etanol y el biodiésel, así que fueron subsidios costosos y redundantes.

La reconstrucción del tejido social agrario pasa entonces por terminar con el conflicto interno y el combate al narcotráfico que lo alimenta. La devolución de las tierras abandonadas o usurpadas a sus legítimos dueños y el reparto de las propiedades mal habidas deben contribuir al logro de la paz social. La tecnificación de la gestión pública es otro desafío para un gobierno pulcro que invierta con eficiencia y equidad los recursos públicos y recupere así el crecimiento del sector agropecuario colombiano.

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Salomón Kalmanovitz"

¿Es posible cambiar la dinámica de la campaña? | ELESPECTADOR.COM

¿Es posible cambiar la dinámica de la campaña? | ELESPECTADOR.COM: "¿Es posible cambiar la dinámica de la campaña?

Por: Álvaro Forero Tascón

ES EVIDENTE QUE ÉSTA NO ES UNA campaña presidencial de ideas. Aún sin conocerse las propuestas de Juan Manuel Santos, ya encabeza las encuestas.

¿Qué clase de campaña es entonces? ¿De personas? Tampoco, los electores parecen más interesados en quién está detrás de los candidatos, que en los candidatos mismos.

Es una campaña de prejuicios, porque así la diseñó el presidente Uribe mediante el referendo para reducirla a un reality de búsqueda de su sucesor. Con ello el uribismo ganó la batalla electoral crítica: la de la definición, pues definió la campaña como una disyuntiva entre continuidad para avanzar versus cambio para retroceder —un oxímoron—. Cuando en una campaña un candidato o un partido impone el tema central para que se ajuste a su perfil, como en una licitación en que los pliegos se diseñan para favorecer a un participante, no solamente logra facilitar enormemente su labor, sino dificultar doblemente la de los opositores, porque éstos no solamente tendrán que competir contra el candidato sino también contra las expectativas de los votantes. Y obviamente es mucho más difícil cambiar la percepción de los ciudadanos sobre expectativas interiorizadas, que sobre la idoneidad de un candidato.

La campaña fue reducida a una caricatura que tergiversa la realidad, mediante un instrumento inconstitucional como el referendo reeleccionista, porque la disyuntiva entre continuidad para avanzar versus cambio para retroceder no representa una controversia de ideas sino un prejuicio desleal, pues ni la continuidad garantiza avances, en materia de empleo por ejemplo, ni el cambio implica retrocesos, por ejemplo en materia de corrupción política.

Siendo así, la gran pregunta hacia adelante es si es posible cambiar la dinámica actual de la campaña. Si es viable reemplazar el paradigma de sucesión —cuál es el candidato con el compromiso y la capacidad para mantener el curso del gobierno Uribe—, por uno de propuestas en que las de educación y empleo puedan competir con la de seguridad. Porque normalmente un cambio tan profundo no es factible en una campaña presidencial avanzada, sin la ayuda de acontecimientos extremos. Los intentos de Obama por sacar la campaña presidencial de la polarización para convertirla en un referendo sobre Bush, sólo fructificaron realmente cuando se desplomó el sector financiero mes y medio antes de las elecciones.

Si no fuera posible cambiar la dinámica de la campaña a menos de dos meses de elecciones, sería suicida apostarle exclusivamente a las propuestas. La clave para ser efectivo frente a Santos sería también competir efectivamente por los votos uribistas en el juego de quién es el mejor sucesor. Jugar dos juegos simultáneamente, uno con las cartas que repartió Uribe y otro con una nueva baraja de propuestas innovadoras, sin limitarse a cortejar sólo los sectores no uribistas porque esos votos no alcanzan para ganar. En ese caso la pregunta fundamental es: ¿cuál de los candidatos es el más apto para hacerlo? Quién puede devolverle con éxito el juego a Santos, ese que E. Schattschneider define como el elemento común a toda confrontación política: “Explotar las grietas en la oposición mientras se consolida el propio costado”.

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Álvaro Forero Tascón"

A incumplir la profecía | ELESPECTADOR.COM

A incumplir la profecía | ELESPECTADOR.COM: "El país de las maravillas
A incumplir la profecía
Por: Mario Morales
EL PROFESOR MOCKUS APRENDE Y rápido. Su propuesta concisa y abierta de alianza con Fajardo no sólo es importante por los votos sino lógica y necesaria en tanto que le apuntan a lo mismo: legalidad, decencia, cambiar trincheras por tableros y, sobre todo, transparencia.
Más allá de la coyuntura, la aceptación de Fajardo es ejemplar. No es coherente pedir convivencia y no practicarla en campaña.

Asumir el rol de fórmula vicepresidencial (o incluso sin pretensión de figuración como Lucho y Peñalosa) es muestra de humildad al anteponer lo colectivo a lo personal.

Discutirlo con las bases y seguidores es una lección de respeto. La intención de voto no es endosable.

Pero también comprueba que los dos matemáticos encontraron el sentido de lo práctico: a siete semanas es imperativo sumar, sin caer en las trapisondas de las familias en acción que componen al santismo.

Con razón la alianza Antanas-Fajardo despierta tanto fervor entre estudiantes y jóvenes en general, academia, escépticos, soñadores e internet, donde las encuestas serían sorprendentes.

Al fin y al cabo ellos dos, con Petro, sí entendieron la dinámica de las redes sociales, el uso de tecnologías y la web 2.0. Mientras los demás siguen hablando verticalmente a sus electores para que los oigan, Fajardo y Antanas están aprendiendo (como lo hizo Obama) que internet sirve antes que nada para escuchar; que los electores tienen qué decir, pero sobre todo mucho qué hacer. Esos cerca de 200 mil seguidores que suman entre ambos en Facebook, antes que discursos y comunicados, piden a gritos guías para actuar. Ya el ciberactivismo revirtió tendencias en Filipinas y Estados Unidos.

Además, la “lipo” que sufren el noemicismo y el liberalismo, así como las decisiones urgentes que deben tomar Petro y Pardo (antes que clientelismo y lentejismo hagan de las suyas) ayudan a conformar la coalición que permita votar por primera vez en muchos años por el “sí” y no en contra de otro.

Las encuestas predicen el triunfo de Santos, pero ciencia, razón y tecnología les recuerdan a Antanas, Fajardo y sus seguidores que las profecías no están hechas para que se cumplan sino para que no se cumplan.

www.mariomorales.info

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Mario Morales"