domingo, 5 de septiembre de 2010

Los verdes: biches y extraviados - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM

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Los verdes: biches y extraviados

Terminados los ocho años durante los cuales su ectoplasma copó todos los rincones y todos los segundos de Colombia, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez prácticamente se esfumó. '¿Uribe? ¿Cuál Uribe?', preguntaba hace poco una caricatura de Vladdo. Hoy es Santos quien llena el espacio vacío.

Sin embargo, otro protagonista político se evapora con mayor rapidez que el ex mandatario, y es el Partido Verde (PV). Esa dinámica agrupación, que sembró una esperanza y prometía poner bocabajo la historia nacional, anda encogida y extraviada. Empezó a volatilizarse en plena campaña, hasta reducir su liderazgo, que pasaba del 40 por ciento, a un 28 por ciento frente al 69 por ciento de Santos. Aún así, 3,6 millones de votos no son moco de pavo y el PV cuenta, además, con cinco senadores y tres representantes. El problema es que el pavo se volvió un modesto pichón indeciso, desorientado y enfermo, pues lo aquejan divisiones y virus que creíamos privativos de la vieja política nacional.

Modesto: la tempestad de correos, twitters y mensajes a favor de los verdes que nos bombardeaba desapareció por completo y la presencia del PV en los medios es escasa.

Indeciso: a Antanas Mockus, jefe natural de la colectividad, le censuran que, pasadas las elecciones, quedó en 'pausa'. No asumió el liderazgo de la oposición ni empuñó las banderas para la mitaca del 2011. Él dice que 'las decisiones deben ser rápidas, pero no precipitadas'. La diferencia semántica puede significar la muerte del enfermo. La única señal de vida reciente del PV es el nombramiento de Lucho Garzón como presidente y vocero.

Desorientado: Mockus nunca ha sido muy claro en materia de ideologías, pero leo algo que me deja atónito: cuando se disponía a viajar a un encuentro internacional de partidos verdes en Europa, deshizo las maletas porque descubrió que estas colectividades son de inspiración ecologista y de izquierda. Si no sabía esto, no sabía nada.

Finalmente, el PV empieza a padecer males clásicos de nuestra peor política, como el nepotismo y la división interna. Algunos militantes acusan a Mockus de tratar de imponer a su cónyuge como candidata a la alcaldía de Bogotá. Él lo niega, pero se resiste a que veten su nombre y afirma que si ella quiere lanzarse tiene derecho a hacerlo (Gustavo Petro la apoya).

Lo más grave es que está rota la alianza del PV con Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano), cuya candidatura vicepresidencial dio nuevos aires al movimiento. En una primera y curiosa carta a sus seguidores (7 de julio), Fajardo señala que la culpa del súbito declive del partido en la campaña se debió a un accidente ciclístico. Copio: 'Estábamos felices, sentíamos una emoción indescriptible y soñábamos con alcanzar la Presidencia. En la mañana del día siguiente me accidenté en mi bicicleta. Y comenzó otra historia.' En la segunda carta (18 de agosto) informa sobre su cita con los jefes del PV en Bogotá y, después de mencionar algunas descortesías de que fue objeto (no respondieron un mensaje suyo, le ofrecieron menguada participación directiva y tardaron en reunirse con él), llega a una triste conclusión: 'estamos biches'.

Razón no le falta: un partido que pierde las elecciones por un porrazo de bicicleta, que se sienta a filosofar encima de 3,6 millones de votos y que acusa precoces síntomas de ruptura interna, está biche.

Yo lo lamento, sobre todo por la frustración que significa para millones de colombianos que atisbaron en su color una verde esperanza. No veo que el PV tenga arrestos para encabezar una oposición recia y seria a un gobierno que necesita -y pide- controles y fiscalización. ¿Será que, como dijo el poeta, el PV no fue sino efímeras 'verduras de las eras'?

ESQUIRLAS. 1) La muerte de 14 policías a manos de las Farc no es solo una barbaridad, sino un total desatino político, cuando su jefe hablaba de dialogar. 2) Aparece un libro que rescata textos de Crónica, legendaria revista del Grupo de Barranquilla. La iniciativa fue de Tita de Cepeda, el trabajo del incansable Jacques Gilard (q. e. p. d.) y la edición de la U. del Norte.

Desde hace varios años, el autor del texto recibe comentarios a su columna en cambalache@mail.ddnet.es
Daniel Samper Pizano

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