domingo, 29 de agosto de 2010

Un dictador en la puerta - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM

Un dictador en la puerta - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM: "Un dictador en la puerta

Francis Fukuyama visitó Bogotá la semana pasada en el marco de la celebración de las II Jornadas Tadeístas en Derecho y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Probablemente una de las reflexiones más útiles que nos propuso el Profesor, uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, es que la estabilidad de la democracia en América Latina no está garantizada.

Nos dejó claro también que ni las tendencias políticas de la región, ni la crisis económica global son tan responsables de esa inestabilidad democrática como la desigualdad, tanto en el ingreso como en el acceso a los bienes, un daño estructural profundo e histórico, que heredó y mantiene, desde la corona, un sistema fiscal y tributario que refuerza la pobreza estructural y que juega en conjunto con la baja calidad del gasto público. Antes que Chávez o las guerrillas escleróticas, es la desigualdad interna creciente el factor más importante que amenaza nuestra democracia.

Las agudas observaciones del profesor Fukuyama se enlazan con las conclusiones del último Informe Regional del PNUD sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010, 'Actuar sobre el futuro: romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad' que identifica a América Latina como la región más desigual del mundo y advierte que la superposición entre las causas de la pobreza y la desigualdad obligan a pensar en políticas sociales que no solo busquen sacar a los pobres, en especial a las mujeres, de esa situación, sino en convertirlos desde el principio en agentes responsables de su propio desarrollo.

Michelle Bachelet describe este como un proceso de 'corresponsabilidad social', que debe ser liderado por los beneficiarios como ciudadanos empoderados, autónomos e influyentes en la calidad del proceso político y, en particular, en la manera como se destina el gasto público.

Colombia es un Estado en formación, que hasta hoy no ha conseguido integrar el Pacífico al centro del país y aún tiene la Orinoquia y la Amazonia por descubrir. Le falta mucho más todavía para consolidarse como Nación. Ni el Estado podrá fortalecerse, ni la nación consolidarse por fuera de las mínimas consideraciones de dignidad humana que se producen en el marco de una política social concertada, conscientemente dirigida a romper con las trampas que no nos dejan salir de la inequidad y la pobreza.

El informe del PNUD destaca la igualdad de género y la autonomía de las mujeres como un factor decisivo para alcanzar todos los objetivos del desarrollo. Superar la trampa, en la práctica, supone la promoción activa de millones de mujeres y niñas extremadamente pobres y vulnerables, la más alta proporción de las víctimas vivas del conflicto armado.

El riesgo no es tanto que la indigencia y la pobreza se conviertan en instrumento de una opción autoritaria que se haga elegir para destruir la democracia. El riesgo es que el crecimiento que se avecina, si no viene acompañado de una lucha determinada contra la inequidad, produzca un estado crónico de inestabilidad que nos estanque en una fórmula de democracia militarizada, imposibilitada para generar la suficiente confianza social que nos permita saltar al desarrollo.

La pregunta es si, de manera pacífica y por intermedio de las instituciones, en el marco de reformas agrarias y tributarias, estableciendo como canal un diálogo amplio y arbitrado por la justicia, Juan Manuel Santos es capaz de evitar un destino maldito y garantizar una verdadera transición, hacia una paz que traiga crecimiento, al tiempo que reduzca la inequidad y blinde al país del dictador que ronda nuestra puerta.
Natalia Springer

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