martes, 24 de agosto de 2010

El tiempo apremia - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM

El tiempo apremia - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM: "El tiempo apremia

El Partido Verde quedó ante una fuerte exigencia: arranca o desaparece. La carta enviada por Sergio Fajardo, líder del Movimiento Compromiso Ciudadano (y ex compañero de fórmula presidencial de Antanas Mockus), la puso en blanco y negro. La decepción por el aplazamiento recurrente de las discusiones que definan tanto las condiciones de entrada de Fajardo y su movimiento a los verdes, como los derroteros de trabajo futuro, además de comprensible, resulta preocupante.

Es comprensible, porque Compromiso Ciudadano, como cualquier movimiento político, necesita saber cuáles son las reglas de juego para decidir si se incorpora al Partido Verde o sigue haciendo política por su lado. Y es preocupante, porque el aplazamiento revela que la dirigencia del partido está enfrascada en discusiones de trámite, pero no de contenidos, ni de estrategias.

No de otra manera se explica cómo una colectividad sin una conducción política clara y con una base territorial tan frágil se mete en el absurdo de tener una dirección nacional de 17 personas. ¿Lo hacen pensando en una mayor representación de las regiones? ¿O están buscando espacios para la participación de las minorías? La respuesta, penosa por cierto, es que abrieron la dirección nacional a los congresistas elegidos por el partido. ¿A cuenta de qué los senadores y representantes deben estar en la dirección nacional del partido por el que fueron elegidos?

¿Acaso no se iba a hacer una política distinta? ¿Los verdes no querían ser alternativa de poder? Pues eso no se logra dejando 'parlamentarizar' el partido, ni tratando de resolver las tensiones internas, ni ampliando o reduciendo los puestos de la dirección nacional. Es el camino en el que los partidos y los políticos tradicionales se han hundido.

Quizá la principal contribución que los verdes le pueden hacer al país es el saldo pedagógico que dejen las acciones y decisiones de sus militantes. Y aquí los congresistas pueden demostrar que los miles de votos que obtuvieron en marzo pasado no les dan más poder, sino más responsabilidades, que es muy distinto. Y que, en lugar de que les rindan honores, son ellos los que deben estar rindiendo cuentas.

Con los resultados de las pasadas elecciones presidenciales, la época del partido pequeño y de las candidaturas solitarias y personales, se acabó. Ahora, el Partido Verde es la segunda fuerza política y electoral del país. Eso implica una dirigencia y una militancia con un sentido muy distinto.

El camino es más simple. Ya que la multitudinaria dirección nacional existe, les prestaría un gran servicio a su colectividad y al país si se reúne y, antes de votar por unanimidad su disolución, nombra un presidente, que asuma la conducción política y sea el vocero del partido. Y elige una comisión política de tres o cuatro personas que se encargue de la tarea de darles a los verdes: 1) una base territorial, que no solo extienda las ideas políticas, sino que les dé una organización regional y local que las movilice; 2) una estructura programática, que traduzca las ideas políticas en propuestas concretas de futuro para municipios y departamentos, y 3) un grupo de líderes locales y regionales que le permita al partido presentarse con candidatos de verdadera valía ética y profesional a las próximas elecciones de concejales, diputados, alcaldes y gobernadores.

Mientras, hay que facilitar las condiciones de entrada de Sergio Fajardo y su grupo al Partido Verde y de todos aquellos dirigentes dispuestos a construir un nuevo país. Para ganar tiempo, hay que arrancar con las campañas electorales que, como la de Peñalosa en Bogotá, se puedan convertir en una oferta realista y viable política y electoralmente. Eso le da solidez política al proyecto.
Estamos a un año de las elecciones locales y regionales, y el estado de cosas no da espera. No es un asunto de impaciencia. Es la respuesta seria y puntual a un compromiso adquirido en las elecciones pasadas. Y, ojo con la alerta que comienzan a lanzar los jóvenes militantes: 'Por andar creyendo que somos los Rolling Stones, si no trabajamos, podemos quedar convertidos en los enanitos verdes'. Y pueden tener razón.
Pedro Medellín Torres

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