domingo, 23 de mayo de 2010

Sisbén: versión 3.0 - Columnas y Editoriales - Opinión - ELTIEMPO.COM

Sisbén: versión 3.0 - Columnas y Editoriales - Opinión - ELTIEMPO.COM

Sisbén: versión 3.0

La semana pasada, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) publicó los avances de la tercera versión del sistema de identificación de beneficiarios de programas sociales, conocido como Sisbén. Crucial para las políticas de bienestar del Estado desde 1994, en esta herramienta estadística están incluidos hoy unos 30,7 millones de colombianos como potenciales receptores de ayudas gubernamentales.

Sin embargo, la radiografía que presentó Planeación confirma las alarmas que están disparadas desde hace varios años sobre los fraudes contra el sistema y la necesidad de ajustar metodologías e indicadores. De acuerdo con cálculos de esa entidad, 20 millones de colombianos aproximadamente reciben actualmente beneficios a partir de su 'sisbenización'. De estos, las primeras depuraciones identifican a cerca de 7,7 millones de personas que gozan de condiciones superiores a las estipuladas. Uno de cada cuatro individuos dentro de los niveles 1 y 2 del Sisbén no clasifica como pobre ('colados'), mientras que el 20 por ciento de los colombianos que sí lo son no están inscritos en la base de datos ('excluidos'). En otras palabras, una abultada presencia de los dos tipos de errores en la focalización de políticas públicas: ni son todos los que están ni están todos los que son.

Cruces iniciales de información de entidades estatales reportan más de 215.000 ciudadanos en hogares que declaran renta, con afiliación al Sisbén. A esto se suman, en los tres lustros de historia del instrumento, diversos tipos de trampas, como la manipulación de información y puntajes, por alcaldes locales; el uso politiquero y clientelista de la encuesta; las mentiras de los entrevistados temerosos de perder los beneficios, y el incentivo perverso a la informalidad, especialmente frente a los planes de salud subsidiada, que lleva a las personas a rechazar vínculos laborales formales. En la actual campaña electoral se han presentado varias denuncias, aún por esclarecer, sobre tráfico de afiliaciones por votos y falsas amenazas sobre pérdidas de beneficios si no se apoya a uno u otro candidato. Entre colados y excluidos, fraudes y engaños, el sobrecosto para las finanzas públicas es incalculable. A fin de cuentas, unos 22 programas y 8 instituciones del gobierno central emplean el Sisbén para focalizar y entregar sus multimillonarios recursos, desde Familias en Acción, de la Presidencia, hasta los hogares infantiles del Bienestar Familiar, pasando por el régimen subsidiado de salud. Tanto así que el Sisbén, que no es más que un instrumento estadístico formado por índices, fichas y puntajes, se ha convertido en sinónimo de asistencia social para millones de colombianos pobres.

A pesar de estas fallas, el papel de esta encuesta en la política de lucha contra la pobreza no se puede desconocer. Tampoco, el esfuerzo de Planeación para adaptar la herramienta a las condiciones cambiantes de los hogares y las manipulaciones politiqueras. El Sisbén 3.0 incorpora interesantes novedades en su diseño, como los indicadores de vulnerabilidad y el énfasis en la calidad de vida, y cambios metodológicos que robustecen el modelo en términos de exclusión e inclusión. Asimismo, se requiere capacidad de evaluar con más certeza los efectos de los repentinos choques económicos en los hogares, que los hunden en la pobreza.

No obstante, el debate apenas comienza. Como cada programa social podrá definir sus propias líneas de corte, la actualización de los nuevos puntajes y la definición de criterios de entrada y salida implican un esfuerzo técnico de las entidades. Además, si no se maneja bien, la salida de más de 5,5 millones de actuales afiliados podría generar malestar social. Con estas adaptaciones, con seguridad, en el futuro, el Sisbén estará aún más presente que hoy en la política social del país y será menos vulnerable a la manipulación.