sábado, 14 de agosto de 2010

Vuelta a la página - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM

Vuelta a la página - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM:

"Vuelta a la página

El 20 de julio se celebró el bicentenario de la independencia; el 7 de agosto, un nuevo capítulo dentro de la historia de nuestra vida republicana.

Para Renán, la nación es el plebiscito de todos los días que expresa el deseo de hacer cosas juntos. La nación se apropia del futuro gracias al esfuerzo de hoy. Construimos nacionalidad en el quehacer diario. La nación nos compete a todos, es de todos. Nuestra historia es la de un pueblo que ha sobrevivido a la violencia generada por quienes han tratado y continúan intentando disolver la nación; luchamos, todos a una, contra quienes mutilan el mañana asesinando la semana, sembrando minas quiebrapatas.

La democracia es el juego de propuestas para la construcción de nación. La democracia es la continua y denodada acción por lograr el ideal de libertad e igualdad en pos de las cuales se ha escrito la lucha por el derecho. La historia no tiene saltos, es el relato de esfuerzos de este y aquel.

El gobierno del presidente Pastrana legitimó la defensa armada y sin cuartel contra los detractores del orden; su gobierno asumió el costo político del esfuerzo fallido de arreglo directo de las diferencias sin cejar en la modernización y preparación de nuestro ejército.

Los grupos contestatarios fueron infieles al diálogo; dejar la silla vacía en el Caguán fue el error que permitió signarlos como terroristas. Cuando se lanzó la cruzada por el orden, nuestras fuerzas armadas contaban con el avituallamiento necesario para el éxito de su campaña.

Legitimado el sistema ante propios y extraños, preparados para la defensa de la democracia, se eligió al mejor de los generales, al presidente Uribe, quien, con su cúpula militar, puso en calzas prietas a quienes trafican, secuestran y matan.
Como líder aglutinó las manos para defender la nación; no se podría estar ganando la contienda sin los soldados que, en honor a la patria, ofrendan sus vidas, sin los recursos económicos con que todos contribuimos al fisco, sin la solidaridad de la denuncia.

La página se voltea y entramos en un nuevo capítulo. Democracia es alternación, posibilidad de elegir entre opciones. Dejamos el capítulo del mesiánico líder de guerra, para entrar en el del director de un equipo reconstructor de institucionalidad; a Bolívar lo sucede Santander; si aquel nos dio la victoria, este, la libertad; no se excluyen ni rivalizan, se complementan para llevarnos al presente en que estamos.

Salimos de un presidente sin ministros para pasar a uno rodeado de las mejores inteligencias; abandonamos la confrontación sin perder los principios para abrirnos al diálogo. La estrategia de volver al opositor amigo construye alianzas, colaboraciones fructíferas, engrandece a las personas que sirven a la nación.
Hoy se impone el juego en conjunto, la confianza en el coequipero, la humildad del que reconoce que no sabe todo y tiene la sabiduría de aproximarse al que tiene lo que necesita. Los héroes ceden ante los equipos. La teoría de juegos muestra la esterilidad social de los juegos a '0': un ganador y muchos perdedores, un monopolio que eleva el ego de quien gana y apabulla al que pierde; propone juegos cooperados, que generan un valor para repartir entre todos, un gana-gana. De allí la democracia de solidaridad productiva.

Rorty, en la línea pragmática de James, enseña que la guía de acción no es otra que los seres que deseamos ser. Deseamos ser nación; pongamos en práctica serlo. La nación como propósito implica reconocer la diferencia y entrar en un ejercicio constructivo plural y complementario; habrá un punto en que las diferencias se concilian, el acuerdo sobre lo fundamental, punto de partida para la acción.

Fernando Álvarez Rojas

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